Falleció el Hermano Luis Castillo Santander (q.e.p.d.)

Chile Marista
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Lamentamos comunicarles el sensible fallecimiento del querido Hermano LUIS CASTILLO SANTANDER, (q.e.p.d.), cuyo nombre religioso era Carlos Marcelino,

acaecido en la mañana de hoy jueves 12 de Julio de 2007 en Santiago en el Hospital Clínico de la Universidad Católica, como consecuencia de complicaciones intestinales y coronarias.

El Hermano Luis Castillo Santander nació en la ciudad de Taltal el 3 de Enero de 1922; hijo de Marcelino Castillo y Juana Santander, quienes formaron una numerosa familia.

Ingresó al Juniorado en 1954 y al Postulantado en 1955. Realizó su Noviciado desde Marzo de 1956 en Alta Gracia, Córdoba, Argentina, e hizo su Primera Profesión Religiosa el 19 de Marzo de 1957, adoptando el nombre religioso de Carlos Marcelino, y el día 5 de Enero de 1962 hizo en Limache su Profesión Perpetua.

En Enero de 1971 inició el Curso de Espiritualidad en el Escorial, España. Fue profesor de Educación Básica desde 1972 y en 1980 se tituló como Profesor de Religión de la Universidad Católica de Valparaíso.

Estuvo en la mayoría de nuestros colegios, especialmente en el Instituto Chacabuco de Los Andes, donde integró la Comunidad durante 15 años en tres períodos distintos y en Quillota trabajó en los dos Colegios, en el Instituto Rafael Ariztía y en el Colegio Diego Echeverría, durante 14 años en cuatro períodos.

También realizó su docencia por siete años en el Instituto O´Higgins de Rancagua y algunos años en el Instituto Alonso de Ercilla de Santiago, Instituto San Fernando de San Fernando e Instituto San Martín de Curicó. En todos ellos se destacó por su labor como Profesor de Educación Básica, de Religión y de Castellano, y además ejerció labores de Ecónomo en varios de estos Colegios.

 

Testimonio de un exalumno que compartió con el Hermanito Luis sus inicios en el apostolado


No es difícil hablar del Hermano Lucho y de su gran obra en la antigua Población David García de Los Andes, en la ribera norte del río Aconcagua.


Como pocos tuvo un especial carisma que hizo que varios de nosotros no dudáramos un instante para acudir a su llamado en torno a realizar catequesis dominical entre los más pobres. Entre quienes acudimos a su convocatoria estaban: Jaime Caiceo, Salvador Torca, Gaspar Rivas Schulz, Osvaldo de la Cruz, René León y otros que, desgraciadamente, ya no recuerdo. Durante los años 1960 a 1964 desarrollamos esa rica acción que nos hizo conocer una realidad social impactante y dura en que parte de nuestro pueblo estaba sumida.

Los primeros días, nos sentábamos en rocas junto al río, y los niños y niñas nos rodeaban para escuchar nuestras enseñanzas de los rudimentos de la religión. Para ello, debimos vencer timidez y falta de pedagogía que, ciertamente, niños como nosotros que no superábamos los 13 años, carecíamos por completo. No obstante, las instrucciones sabias y afectuosas de nuestro líder, el Hermano Luis, hacían que los niños nos escucharan con mucha atención y que se despertara entre ellos y nosotros un mutuo afecto que facilitaba la tenaz tarea de los precoces catequistas.

A veces, en días posteriores a las lluvias, en pleno invierno, los niños y niñas corrían con sus piececitos descubiertos y gélidos, en el barro de las callejas de la población, para venir a nuestro encuentro. Nos abrazaban y nos embarraban nuestra ropa que, por cierto, era mejor que la de esos pobrecitos. Nosotros llegábamos enfundados en nuestros abrigos y bufandas. Sin embargo, con qué afecto les visitábamos para compartir con ellos sus penas, problemas y alegrías.

La gestión del Hermano Luis y la generosidad de don César Ramírez de la Fuente, hicieron posible que se levantara una capilla en medio de Población. La construcción fue realizada en ladrillo y hormigón lo que contrastaba con la precariedad de las casitas de los feligreses. En las celebraciones religiosas del Mes de María, comuniones y otras, recibíamos el apoyo de los Padres Asuncionistas, como el Padre Artemio Alvial y el Padre Cristián Lemeur.

Recuerdo con la mayor gratitud y afecto, el cariño que esas gentes -tan carentes de tantas cosas materiales pero tan ricas en generosidad- nos prodigaban. Muchas veces compartíamos con ellos en sus casas, en medio de su pobreza que, no obstante estaba dotada de la riqueza de su generosidad al compartir con nosotros ricas onces, con su pan amasado, calientito y, sobre todo, ofertado con un cariño inmenso.

Con posterioridad a esos años, tal vez hacia 1972, los habitantes de esa población fueron erradicados hacia el sur de Los Andes donde el gobierno les dotó de mejores viviendas. Desgraciadamente, la sencilla capilla fue demolida dejando sólo los cimientos. Años después, probablemente en 1995 tuvimos la ocasión de reunirnos con algunos de ellos y con el Hermano Luis.

Fue un encuentro emotivo que, en nuestra adultez, nos hizo recordar esos hermosos momentos y genial experiencia social que, siendo niños experimentamos gracias a la iniciativa generosa y cristiana del Hermano Lucho. Muchos de aquellos antiguos catequizados habían salido de la miseria y, aunque no vivían en medio de la riqueza, lo hacían en medio de una digna sencillez exenta de las humillaciones de antaño.

¡¡¡ Gracias, querido Hermanito Lucho !!!...Que el Señor te acoja en su Santo Reino y desde allá sigas animando a tantos jóvenes que entregan su juventud en beneficio de los más necesitados.

René León Gallardo - Exalumno del Instituto Chacabuco - Promoción 1966.


Oración por los Difuntos


                        ¡Oh Dios! Nuestro Creador y Redentor, con tu poder Cristo conquistó la muerte y volvió a Ti glorioso. Que todos tus hijos que nos han precedido en la fe participen de su victoria y disfruten para siempre de la visión de tu gloria donde Cristo vive y reina contigo y el Espíritu Santo, Dios, por los siglos de los siglos.Amén.

Dales, Señor, el descanso eterno.
Brille para ellos la luz perpetua.Descansen en paz. Amén.

María, Madre de Dios, y Madre de misericordia, ruega por nosotros y por todos los que han muerto en el regazo del Señor. Amén.

Estamos tristes por su alejamiento físico, pero alegres al mismo tiempo, porque tenemos otro santo Hermano en el Cielo, junto al Señor y a nuestra Buena Madre, que perseveró en su vocación y que está integrando la pléyade de Hermanos que forman la hermosa Provincia Marista del Cielo junto al Padre Champagnat, y desde donde, estamos seguros, seguirá rogando al Señor por la Obra Marista del mundo.

Apoyados en la fe emanada de la enseñanza cristiana recibida en las Aulas Maristas, elevamos nuestras fervientes oraciones por el eterno descanso de su alma, juntamente con encomendarla en nuestras oraciones, por lo que creemos que ya ha sido acogida en el Reino de Dios y duerme en la paz del Señor.

 ( Información enviada el 12 de Julio de 2007 en nuestro anterior sistema )