Fuimos de prisa en ayuda del hermano necesitado

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La democracia de los desastres naturales, quedó en evidencia el pasado 27 de febrero de 2010, cuando la mayoría de los chilenos sufrieron de un terremoto

de características devastadoras, 8,8 grado de magnitud. La catástrofe fue informada con sobre exposición por los medios de comunicación. 

A unos meses del desastre, y cuando ya la televisión se aleja de los afectados, del sufrimiento y del dolor, ahí quisimos estar nosotros (la familia del ICH) aportando con un grano de arena.

El frío estaba por llegar y faltaban muchas manos para levantar casas, así que la Rectoría y el Centro de Padres decidieron, después de una profunda reflexión, ir en Semana Santa a realizar un voluntariado a la comuna de Molina (7º región). Pero no sólo se construirán cabañas, (Un Techo para Chile) también habría una dimensión social y otra de salud, beneficiando a los sectores donde se intervendría: Micaela, Lontué y Santa Lucía.

Tres días de vivir una experiencia de trabajo, esfuerzo y un compartir con distintas realidades, que en términos pastorales, y mejor aún espirituales se vivió como Dejar a Dios por Dios. Alumnos, profesores, apoderados, ex alumnos y funcionarios todos unidos en pos de lograr nuestro objetivo, ponernos al servicio de los demás. Cada uno vivió esta experiencia de distintas maneras, pero el entusiasmo quedó tan impregnado entre todos los que fueron que se hizo necesario volver a principios del mes de mayo. Aún queda mucho por hacer.

La mirada de los jóvenes: “Ser sus manos, ser sus pies”


Muy pocas veces en lo que va de mi vida he dicho tener el “privilegio” de algo. Debe ser algo muy llamativo o inmenso para decir esta palabra. Tener el privilegio de asistir a un concierto o ver un partido de fútbol de la selección. Eso es un privilegio. Pero esto fue diferente. Ahora tuve el privilegio, como todos mis compañeros de 3º y 4º medios de nuestro colegio de ir a ayudar al hermano que más lo necesita.

Aún se me pone la piel de gallina al recordar tantas postales que quedaron en mi mente. Claramente habían dos contrastes, la alegría de los cerca de 300 personas que fueron con todo a devolver la esperanza a gente que jamás habían visto. Padres que dejaron a un lado un fin de semana largo para dedicarlo a la devoción y a la solidaridad. Jóvenes que perfectamente podrían haber disfrutado al máximo esa semana la cambiaron para levantar las cerca de 20 casas en el sector de Molina.

Pero también había otra parte. Era la ver la fuerte realidad en vivo de gente que lo había perdido absolutamente todo. Personas aún limpiando los escombros de sus casas, ancianos arriba del techo para repararlo, ver la cara de los niños, algunos con indiferencia de lo que había pasado pero de igual manera afectados por perderlo todo. Son imágenes que siempre quedaran en mi retina.

Mientras observaba esas escenas se me vino a la mente muy fuerte la imagen Jesús. Recordé en instantes todas las cosas que él había hecho por la humanidad y justamente me hice una pregunta para ese fin de semana en Molina, ¿Qué haría Jesús en mi lugar? Para mi Jesús es mi modelo de vida. El es el perfecto ejemplo de vida. Sin tan solo pudiéramos ser un poco más imagen de él, les aseguro que este mundo sería distinto. Sin tan solo tuviéramos un poco mas de fe, veríamos las cosas con otros ojos, con los ojos de Jesús.

Esa semana fue increíble. Dimos lo mejor de cada uno. Algunos dieron un esfuerzo sobre humano ya que jamás habían construido o habían clavado con un martillo. Todos queríamos ser un poco más como el hijo de Dios, queríamos ayudar al hermano en momentos de necesidad, queríamos dar la mano al que en estos tiempos la había pasado mal, queríamos compartir con el niño que había perdido su juguete, queríamos estar presentes para dar alegría a gente que tanto lo necesitaba, queríamos ser el modelo de Jesús. Queríamos ser sus manos, queríamos ser sus pies.

Gracias por el privilegio de seguir a Jesús. ( Diego Tapia, Pdte. Caich )

Por Paula Solar, Periodista I.Ch. ( Artículo publicado en la Revist Presencia Nº 39 de mayo 2010.


Semana Santa en Molina: “Dejamos a Dios por Dios”

Con el lema “Vamos de prisa a ayudar al hermano que sufre” se organizó una actividad solidaria que se desarrolló desde el 31 de marzo al 03 de abril. Una exitosa jornada que cumplió con creces el objetivo de levantar casas de emergencias en tres sectores de la comuna de Molina y que tuvo para muchos de los voluntarios momentos de cansancio, entrega, alegrías y penas. Sentimientos encontrados que se atesoran como una experiencia única de encuentro con Dios.

La expectación de la partida

La del miércoles 31 fue una larga jornada, que se inicio a las 8,00 hrs con la salida del bus de avanzada, que tenía como objetivo, levantar el campamento en la escuela San Pedro. Una tarea ardua, considerando que en definitiva fueron más de 350 personas las que llegaron hasta la séptima región. A las 18 horas y con unas palabras del padre Humberto Henríquez, se despidió al resto del voluntariado que arribó a sus buses para iniciar esta Misión.

Un viaje lleno de expectativas y entusiasmo, que culminó alrededor de la medianoche. El campamento ya estaba listo. La campana los despertó a todos bien temprano, para que alcanzaran a probar el delicioso desayuno que las tías de la cocina preparaban día a día, al igual que las colaciones y la cena. Todo muy rico. La oración de la mañana bendecía la labor y le daba significado a la acciones. Un primer día extenuante, donde las 20 cuadrillas se desplazaron a Micaela, Lontué y San Lucia, un encuentro con los materiales de trabajo, las familias beneficiadas y el dolor.

Ese primer día, culminó con un inesperado avance, incluso una cuadrilla ya había terminado su mediagua. A la cena, el campamento recibió la visita de la alcaldesa de Molina Mirtha Segura, quien dijo que no había recibido una delegación tan grande dispuesta a ayudar. La autoridad se conmovió con la organización existente y el hecho que de tan lejos se preocuparan por los hermanos que sufren. La edil acompañó en varios momentos a los voluntarios, luego en terreno y en la liturgia final, mostrándose muy agradecida.

Al servicio de la comunidad

El valor agregado de la actividad se lo dieron los profesionales del Área social, de salud y animación que se hicieron cargo de las necesidades de la comunidad. Talleres y atención médica ambulatoria en Micaela y visita domiciliarias en Casablanca. Al día siguiente un grupo de médicos, enfermeros, kinesiólogos y psicólogos se desplazó al Cesfam de Lontué para la atención de personas. Sin despreocuparse por los niños, niñas y los adultos mayores.

Un voluntariado que invadió a Molina cuya señal más grafica de la presencia marista en la comuna fue el trabajo que se hizo en la Plaza de Armas donde se levantaron módulos para la atención dental. En ese lugar la población vio la acción concreta del ICH. Al mediodía del viernes santo, el alcalde de la Los Andes, Mauricio Navarro visitó el operativo que se hizo, tanto en la construcción como la labor social, estuvo con las familias beneficiadas compartiendo así como, repartió la ayuda que se recopiló en la campaña que se realizó en el colegio. También nos acompañó la Rectora del Instituto San Martín Marcela Hormazábal y el Hermano Ángel Gutiérrez Gonzalo, Vicerrector y Superior de la Comunidad de Hermanos.

Visitas reconfortantes

A la hora de la cena del viernes santo y como testimonio del agradecimiento, el equipo directivo del proyecto Curicó, recibió a los representantes del municipio, el jefe de Dideco, quien a nombre de toda la comunidad entregó obsequios para que atesoremos a Molina en nuestra memoria y no se nos olvide que estuvimos compartiendo con el sufrimiento de personas que lo perdieron todo. Paralelamente, la directiva del Centro de Padres del Instituto San Martín dieron sus saludos y por sobre todo su impactante testimonio. Dos visitas que dejaron el corazón henchido para seguir, pese al cansancio, con la organización del tercer y último día de labor.

Día que empezó con el testimonio, en la oración del Pdte. del Caich Diego Tapia, quien desde la perspectiva de los jóvenes entregó su visión de encuentro y búsqueda de Jesucristo. Palabras que nacieron del corazón, que se sintieron desde el cansancio y el esfuerzo. Un testimonio que graficó los sentimientos de los alumnos voluntarios, que definitivamente no fueron a turistear con el terremoto sino que se comprometieron con esta misión.

Luego, todas las cuadrillas fueron a terminar los detalles de sus cabañas, algunos hicieron cortinas, rampas, escaleras y hermosearon el entorno. Mientras los dueños de casa prepararon el almuerzo para finalizar compartiendo la mesa, con muchas anécdotas, sueños y experiencias. En cada cabaña quedó un cuadro que contiene las imágenes de San Marcelino y Santa Teresa de Los Andes. Paralelamente, se repartió por Lontué y el centro de Molina los huevitos de Pascua a los niños y niñas.

La liturgia en la cancha de fútbol de Micaela selló la actividad. Una liturgia de resurrección participativa que contó con testimonios de apoderados, alumnos y las autoridades del colegio. Una resurrección acorde con las emociones que rondaban los corazones, dejar todo: familia, hijos, comodidad, para vivir tres días al lado del dolor, la pobreza, la tristeza y el miedo, y así transfórmalos en ilusión, esperanza, un poco de alegría y la ilusión del cambio que llevaron más de 350 personas del Intituto Chacabuco. Al final una tremenda postal, los vecinos de Micaela salieron a la calle a despedir la caravana de buses que regresó sin novedad a Los Andes.


Los ecos de Molina II

A unos días de haber vivido una nueva acción solidaria en Molina, todavía está latente entre nuestros voluntarios su significado, uno personal de sacrificio, esfuerzo y solidaridad y otro comunitario. Con el conocimiento y la expertiz conseguidos en la primera misión, la organización del viaje se facilitó. Ahora, el propósito era construir casas de emergencia para los vecinos del centro de esa comuna, víctimas del terremoto y que pasados dos meses de la catástrofe, aún no tenían solución a sus necesidades.

El grupo de avanzada, emprendió rumbo al mediodía del viernes 30 de abril, para levantar el campamento que era necesario tener listo, una vez que llegará el resto de los voluntarios. Cuatro buses arribaron a las 18 horas. En el frontis del colegio se aglutinó un centenar de personas para despedir a la delegación, que esta vez componía cerca de 250 personas.

El viaje fue más expedito y los buses llegaron aproximadamente a las 23:30 horas para recibir una bienvenida y las primeras instrucciones que hacían referencia al hospedaje y la primera cena, a cargo del grupo de mamás que con el mismo entusiasmo de Semana Santa preparó desayunos, colaciones y cenas para nuestros voluntarios.

La jornada del sábado se sabía sería extenuante. Se debía avanzar con celeridad porque el domingo estaba planificado el regreso y previamente, la convivencia con las familias, Por esta razón, a las 6:30 de la mañana ya había movimiento en el Campamento: el Liceo Polivalente. La oración de esa mañana sirvió para la simbólica entrega de petos que convierte a alumnos, ex alumnos, apoderados, profesores y funcionarios en voluntarios del ICH.

Cada cuadrilla se desplazó caminando o en camión, según fuera su lugar de trabajo para iniciar la jornada que culminó alrededor de las 18 horas con un 75 a 80 % de avance. Todos cansados pero orgullosos porque sabían que al día siguiente quedaba poco para lograr el objetivo.

Los coordinadores, cada noche se juntaron para planificar la jornada del día siguiente y la noche del sábado recibieron la visita de la alcaldesa de Molina, Mirtha Segura y la Pdta. del Centro de Alumnos del Instituto San Martín.

El grupo de animación del colegio preparó un horario especial para recreación que sirvió para entretenerse, compartir al interior del grupo ya que está vez, las 20 cuadrillas quedaron todas en distintos lugares.

El despertar del domingo fue un poco más tarde, aunque no hubo relajo, porque aún había trabajo. A media mañana, cada cuadrilla recibió la donación de alimentos para el almuerzo que se compartiría.

Ya de regreso el Equipo de animación tenía preparado un cierre que se selló con las palabras del Coordinador Operativo de la Misión, Carlos Haring y el Pdte. del Centro de Padres, Luís Rosende. Al final, y pasar por Micaela, el sector beneficiado en Semana Santa sus vecinos salieron nuevamente a despedir a nuestra delegación.

 

Fuente : www.ichmaristas.cl