16 de Julio : Fiesta de la Santísima Virgen del Carmen, Reina y Patrona de Chile

Buena Madre
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La Santísima Virgen del Carmen es invocada en nuestra Patria como Reina y Madre de Chile, Patrona y Generala Jurada de las Fuerzas Armadas y de Orden.

Títulos que son fruto del reconocimiento especial de la protección de la Madre de Dios a lo largo de nuestra historia.

 

La Virgen María es una sola, es la Madre de Jesús y por ello Madre Nuestra (Juan 19, 26-27) y se ha aparecido a los hombres en distintos momentos de la historia tomando las vestimentas y rasgos de la comunidad o nación a la cual se dirige. Es por ello que se le conoce con distintos nombres o advocaciones, siendo una de ellas la Virgen del Carmen, quien toma su nombre del Karmel o Monte Carmelo, emplazado en la costa mediterránea de Israel. 

 

La Iglesia nos enseña que la Virgen María ocupa, después de Cristo, el lugar más alto y el más cercano a nosotros, pues Ella "por la gracia de Dios, después de su Hijo, fue exaltada sobre todos los ángeles y los hombres. Redimida de modo eminente, en previsión de los méritos de su Hijo, y unida a El con un vínculo estrecho e indisoluble, está enriquecida con la suma prerrogativa y dignidad de ser la Madre de Dios Hijo, y por eso hija predilecta del Padre y sagrario del Espíritu Santo; con el don de una gracia tan extraordinaria aventaja con creces a todas las otras criaturas, celestiales y terrenas" (Concilio Vaticano II, Lumen Gentium). 

 

Por otra parte, la Virgen "es proclamada miembro excelentísimo y singular de la Iglesia y como tipo y ejemplar acabadísimo de la misma en la fe y en la caridad, y a quien la Iglesia Católica, instruida por el Espíritu Santo, venera, como a madre amantísima, con afecto de piedad filial" (Lumen Gentium, Nº 63)

 

Desde siempre los cristianos hemos visto a la Virgen María como amparo y refugio de los pecadores, donde acudimos a protegernos en momentos de mayor tentación o grandes dificultades y para que nos ayude a cumplir Su voluntad en nuestra vida. 

 

Dios ha querido -enseñaba San Bernardo- que todos los bienes que de Él provienen, nos lleguen por medio de la Virgen Santísima: "Es voluntad de Dios que todo lo obtengamos por María" (Juan Pablo II, Encíclica Redemptoris Mater, Nº 6) y en su reconocido sermón explica que la Virgen es como un acueducto por el que nos llegan todas las gracias. 

 

En este rol, María se pone en medio de Dios y los hombres, es decir, ocupa el papel de mediadora, no como una persona extraña, sino como madre consciente de que como tal tiene derecho a hacer presente al hijo las necesidades de los hombres. (Juan Pablo II, Encíclica Redemptoris Mater, Nº 21).

 

El profeta Elías y el Monte Carmelo

 

Como relata el Primer Libro de los Reyes, capítulos 17 y 18, el pueblo hebreo pidió al profeta Elías que intercediera por él ante el Señor, por la gran sequía que sufría el país. Por ello, Elías prometió a Dios que el rey Ajaab y el pueblo abandonarían al dios Baal y así El terminara con los sufrimientos de los habitantes de la región. 

 

Elías subió al Monte Carmelo varias veces a orar hasta que finalmente apareció una gran señal: "Cuando volvió la séptima vez, subía desde el mar una nubecita no más grande que la palma de la mano" (1 Rey 18, 44). 

 

A partir de la lluvia que trajo la señal de la nube, el Monte Karmel o Monte Carmelo –cuyo nombre significa jardín- se convirtió en un lugar sagrado. Hasta allí y por cientos de años llegaron a vivir ermitaños que se dedicaron a la oración y que con el paso de los siglos fueron llamados monjes carmelitas.

 

Comienza la devoción a la Virgen del Carmen

 

Estos hombres que se entregaron a la vida de oración y penitencia en el desierto, comenzaron a invocar a María con el nombre de "Santísima Virgen del Monte Carmelo", lo cual derivó en "Virgen del Carmen". 

 

En el siglo XIII, el Patriarca Latino de Jerusalén, delegado papal en Tierra Santa, les pidió a los ermitaños del Monte Carmelo que ordenaran su estilo de vida. Esto se concretó por medio de una regla que fue aprobada por el Papa Honorio III en enero de 1226 y, posteriormente, confirmada por Inocencio IV. De esta manera, nació la orden religiosa de los Padres Carmelitas, que se extendió por el mundo tanto en su rama masculina como femenina. 

 

En 1660, la rama femenina carmelita se asentó en Chile, fundando el primer monasterio. Con el tiempo y la abundancia de las vocaciones nacieron otros conventos, surgiendo desde el Monasterio de Los Andes, nuestra primera santa, Teresa de Jesús de Los Andes. 

 

Su Mensaje y Devoción

 

El domingo 16 de julio de 1251, estaba San Simón Stock, Superior General de los Padres Carmelitas del convento de Cambridge, Inglaterra, rezando por el destino de su orden, cuando se le apareció la Virgen María. Estaba vestida de carmelita y acompañada de una multitud de ángeles, llevando al Niño Jesús en sus brazos y en su mano un hábito en miniatura, que le entregó diciendo: 

 

"Recibe hijo mío este Escapulario de tu orden, que será de hoy en adelante señal de mi confraternidad, privilegio para ti y para todos los que lo vistan. Quien muriese con él, no padecerá el fuego eterno. Es una señal de salvación, amparo en los peligros del cuerpo y del alma, alianza de paz y pacto sempiterno". (Novena de Nuestra Señora del Carmen, Santiago, Carmelitas descalzos, 1942, pag. 30; Matte y Domínguez, El Escapulario del Carmen, pág. 9) 

 

También en su aparición en Fátima la Virgen le habló a Lucía sobre el escapulario. De acuerdo al relato de dicha vidente, Ella en su última aparición (Octubre, 1917, día del milagro del sol), se presentó vestida con el hábito carmelita, con el escapulario en la mano y en su mensaje recordó a sus hijos que lo llevaran con reverencia. También pidió que quienes se consagraran a ella lo usaran como signo de dicha consagración. 

 

Cabe resaltar que lo singular de la aparición de la Virgen a Simón Stock –a diferencia de otras apariciones- es que la Virgen del Carmen aparece con su Hijo Jesús en brazos como su tesoro más preciado y como invitándonos, una vez que nos revistamos del escapulario, a que su Hijo, el mismo Dios, sea también nuestro tesoro. Porque la Virgen es camino hacia su Hijo, vía directa hacia Jesús; la Virgen nos presenta a su Niño para que le amemos y nos invita y ayuda a acercarnos a Él.

 

Devoción a la Virgen

 

La devoción a María es la relación entre madre e hijo y, por lo mismo, ésta debe ser de una gran intimidad personal, cercanía y confianza, como es el amor terrenal y personal de una madre hacia cada uno de sus hijos. 

 

La devoción filial a María es parte integrante de la vocación cristiana. En todo momento se ha de recurrir a Ella, que "consuela nuestro temor, excita nuestra fe, fortalece nuestra esperanza, disipa nuestros temores y anima nuestra pusilaminidad" (San Bernardo, Homilía En la Natividad de la B. Virgen María). Es más fácil llegar a Dios a través de su Madre. 

 

Existen varias maneras de honrar y venerar -y no adorar- a María, pero tal vez la devoción preferida por Ella, y por la cual el pueblo cristiano ha recibido innumerables gracias, son el Escapulario y el Santo Rosario. 

 

El Escapulario es un signo de consagración a la Virgen del Carmen y un sacramental de la Iglesia, es decir, un objeto religioso aprobado como signo que nos ayuda a vivir cristianamente. 

 

Por otra parte, el Santo Rosario es una de las oraciones más hermosas a la Madre del Salvador, quien en innumerables apariciones ha pedido que lo recemos. Al hacerlo vamos meditando junto a ella los misterios centrales de la vida de Jesús. 

 

 

Fuentes:


· Libro "Historia y Devoción a la Virgen del Carmen", autor Pbro. Claudio Verdugo Caviares.
· Guía " Aprendiendo quién es la Virgen del Carmen", material de propiedad del Área de Educación Conferencia Episcopal de Chile.
· Publicación "Virgen del Carmen Reina de Chile", comité editorial: Pbro. Francisco Javier Manterola, Cofradía Nacional del Carmen, Ana María Gálmez.

 

Fuente de Cemich :  https://www.virgendelcarmen.cl/index.php