Una enfermera heroica salvó a 3 recién nacidos en la explosión de Beirut

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Recién nacidos y golpeados de lleno por la explosión, entre los escombros y las lágrimas del Líbano también hay historias como las de esta mujer que, con una fuerza instintiva e inconsciente,

salvó a tres recién nacidos sosteniéndolos entre los brazos.

 

137 víctimas por la violenta explosión en el puerto de Beirut, mientras el balance de los heridos llega a cincuenta mil. Todavía hay muchas personas desaparecidas que los equipos de búsqueda no dejan de intentar localizar y el Ministro de Salud libanés, afirmó que los materiales liberados en el aire después de las explosiones podrían tener efectos fatales a largo plazo (fuente Ansa). Quién puede, deje Beirut: este es el mensaje que se está difundiendo.

 

En pocos instantes de terror se infligió un golpe fatal al país, quedó destruido el puerto y se perdió la reserva principal de trigo del país. Pero el pensamiento va sobre todo a quien estaba ahí, en el área que ya ha sido bautizada como una nueva «ground zero».

 

Es difícil imaginarse dentro del impacto de una explosión que hace estallar la tierra, los cuerpos, las casas, todo. ¿Qué ha vivido quien se encontraba dentro del apocalipsis? Debe haber tenido un pensamiento similar al del fotógrafo Bilal Marie Jawich que vive a las afueras de Beirut y con el instinto de un enviado de guerra se lanzó a las calles a documentar la devastación.

 

No imaginaba encontrarse con una imagen tan poderosa de drama y esperanza. 

 

 

Un abrazo en medio del humo

 

Seguí el humo hasta llegar al puerto de Beirut (por CNN)

Empieza así la historia de Bilal, con un recorrido casual hasta el centro herido y desolado de la ciudad. Y dentro de aquel apocalipsis de gritos, escombros y olores venenosos el ojo del fotógrafo trató de concentrarse en rostros, eventos, historias.

 

La lógica brutal de la explosión es volver cada fragmento existente una nada en medio de la confusión, el ojo humano en cambio es esa fuerza que sabe distinguir, e intenta concentrarse en todo lo que es valioso en medio del caos. Sin preverlo, Bilal se topó con una figura femenina entre los escombros:

 

Lo que vio fue maravilloso. «Me quedé impresionado al ver a esta enfermera que tenía en sus brazos a tres recién nacidos – declaró Jawich – observé la calma de esta mujer que contrastaba con la atmósfera circundante». Numerosos muertos y heridos yacían apenas a un metro más allá, añadió.

 

«A pesar de eso, la enfermera parecía poseer una fuerza escondida que le daba un fuerte autocontrol y una capacidad de poner a salvo a esos bebés. Se distinguían muchas personas en medio de esa circunstancia violenta sombría y malvada, y esa enfermera estaba a la altura de su trabajo». (Ibid)

 

Jawich contó que esa misma tarde, la enfermera le dijo que se encontraba en el departamento de maternidad cuando la explosión golpeó el hospital. Ella afirma que fue empujada por un instinto inconsciente y cuando volvió en sí vio que «estaba caminando con estos tres bebés en los brazos». No todos en el hospital fueron tan afortunados. (Ibid)

 

De hecho, en el hospital Saint George de Beirut el balance de la situación es grave: murieron 12 pacientes, dos personas que estaban en visita y 4 enfermeras; y son muchos más los pacientes en condiciones críticas. También la estructura quedó gravemente dañada, el 80% del edificio se derrumbó y el 50% de la maquinaria quedó destruida. Sin embargo, durante la explosión nació también un bebé que se llama George y está bien.

 

Nacer en medio del fin del mundo

 

16 años como fotógrafo de prensa y muchas guerras. Puedo decir que nunca he visto lo que vi hoy en el área de Ashrafia, especialmente frente al hospital Al Roum.

Lo escribió Bilal Jawich en el post de Facebook donde compartió la foto de la enfermera heroica.

 

Hay en el mundo y dentro de nosotros este empuje que no deja ganar a la muerte, parecido al instinto inconsciente de una valiente enfermera que se da cuenta que tiene entre sus brazos a tres recién nacidos. Dio lo mejor de sí sin planearlo.

 

Había una madre que vivía el momento final de su parto entre los golpes y el colapso de las paredes, y junto a ella otros hombres y mujeres desprevenidos frente a un evento como aquel y, sin embargo, listos para ayudar a un bebé a llorar por primera vez.

 

Y es asombroso darse cuenta de este empuje nuestro, pero no del todo nuestro, ese que en medio del alboroto de los eventos quiere que seamos colaboradores de la vida y antagonistas de la destrucción.

 

 

Fuente :  http://www.es.aleteia.org