Crisis humanitaria en la frontera de Chile : acogida a migrantes venezolanos

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El Servicio Jesuita a Migrantes (SJM) manifiesta su gran preocupación frente a la compleja situación que se vive en la frontera norte de Chile y en particular en las localidades de Colchane y Huara, donde en los últimos días se ha incrementado considerablemente el número de migrantes venezolanos que han ingresado a través de pasos no habilitados.

 

La crisis sanitaria y económica ocasionada por la pandemia del Covid-19 también ha afectado de manera radical a los migrantes que abandonan sus tierras en busca de un futuro mejor.

 

Crisis migratoria afectada por la pandemia

 

En este contexto, el Servicio Jesuita a Migrantes (SJM) manifiesta en su página web su gran preocupación frente a la compleja situación que se vive en la frontera norte de Chile y en particular en las localidades de Colchane y Huara, donde en los últimos días se ha incrementado considerablemente el número de migrantes que han ingresado a través de pasos no habilitados.

 

 

 

"Desde la experiencia en terreno a partir de nuestro trabajo en el norte del país, podemos afirmar que la situación que hoy enfrenta la zona y la región de Tarapacá no es nueva, pero si se ha visto sumamente magnificada por la crisis sanitaria ligada al Covid-19. Esto lo corroboramos con nuestro trabajo a través de la entrega de ayuda humanitaria en la región en la primera ola de la pandemia el año pasado", explica el SJM.

 

Venezolanos que llegan a Chile

 

La mayoría de estos migrantes proceden de Venezuela, debido a los graves problemas políticos y sociales que afectan a este país que vive desde hace mucho tiempo, "una crisis humanitaria sin precedentes, en la que millones de personas migran forzadamente para salvar sus vidas o en busca de una mejor existencia para sus familias".

 

"Estas personas se arriesgan a cruzar el desierto, con niños y adultos mayores, exponiéndose a los peligros del tráfico y la trata porque están desesperados por encontrar una vida segura", señala el Servicio Jesuita a Migrantes.

 

Tal como informa el SJM, en la mañana del 2 de febrero, cerca de 100 migrantes venezolanos esperaban frente a la subcomisaría de Colchane para "autodenunciarse" por ingreso clandestino a Chile. Mientras, por las calles de la localidad fronteriza ubicada a 3.760 metros de altitud deambulaban otros compatriotas que los habían antecedido.

 

“Según el catastro de la Gobernación del Tamarugal, 1.600 personas llegaron a Colchane en los últimos días, en Huara hay 450 personas en un albergue dispuesto por la municipalidad y en Pozo Almonte hay 250 migrantes. En total, hay 2.300 extranjeros en la Provincia del Tamarugal”.

 

La comunidad de Colchane está sobrepasada

 

Por su parte, el alcalde de Colchane, Javier García, declaró: «Como comuna no damos abasto, somos una comuna pequeña que está sobrepasada».

 

 

Asimismo, el gobernador del Tamarugal, Fernando Chiffelle, dispuso el servicio de autobuses en el que fueron trasladados, entre el pasado lunes y martes, 624 migrantes venezolanos a «residencias sanitarias» de Iquique: "El resto será trasladado en la medida que se generen cupos en el puerto", añadió.

En Iquique ya se prepara la instalación de un nuevo albergue con capacidad para dos mil personas en el sector sur de la capital regional.

 

Se trata de un alarmante panorama que preocupa al Servicio Jesuita a Migrantes y también a otras ONG que denuncian la gravedad de la situación: "Migrantes que recorren a pie el desierto de Atacama, en condiciones de escasez e inseguridad, emprendiendo peligrosas travesías en las que tienen que superar varios obstáculos, poniendo en riesgo sus vidas al ingresar por pasos no habilitados".

 

El testimonio de una joven venezolana madre de dos niños

 

Además las ONG lamentan que los traficantes de personas, también llamados "coyotes" se aprovechen de esta necesidad.

 

Yoseidys Díaz, es una de estas migrantes, venezolana de 25 años, que ingresó a Chile hace tres meses por Colchane. En su caso, lo hizo acompañada por su esposo y sus dos hijos de 3 y 7 años de edad.

 

La joven compartió su experiencia en un artículo de la página web de SJM, en el que destaca el frío intenso que sintieron mientras intentaban ingresar al país.

 

"Para pasar a Chile dormimos tres días en Colchane pasando mucho frío"

 

«Para pasar a Chile dormimos tres días en Colchane donde hace mucho frío y con niños es más difícil. Fue un proceso muy fuerte», indicó.

 

Díaz relata que estuvieron tres días durmiendo en el desierto y que cuando se entereraron que si se "autodenunciaban" podían llevarlos a un refugio para evitar el contagio del Covid, decidieron hacerlo.

 

Al declarar ante las autoridades chilenas su ingreso al país a través de pasos "no habilitados", tanto ella como su familia recibieron ayuda del Estado y la protección necesaria para sobrevivir en esta pandemia.

 

 

Fuente : https://www.vaticannews.va/es